domingo, 30 de octubre de 2016

EL STRESS ACADÉMICO ANTE PARCIALES Y FINALES


Las hojas se acumulan, el contenido parece interminable, el cansancio y el stress académico parecen estar cada vez más presentes con el correr de los días. Se acercan los parciales de noviembre y los finales de diciembre. Con el propósito de abordar estas cuestiones, ACTIVA, SOCIEDAD EN ACCIÓN, conversó con Laura Chertkoff, periodista y profesora de la materia Psicología y Comunicación de la carrera de Ciencias de la Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires. 
En cuanto a la situación de stress de cara a un parcial o final, Chertkoff, indicó que  "lo estresante tiene que ver con el nivel de autoexigencia del alumno, no es algo que sucede en la instancia de evaluación en sí misma".
Con respecto a los parciales, planteó: "En la universidad, cada vez más se hace, para evaluar, trabajos prácticos domiciliarios. Muchas veces, porque los docentes nos queremos evitar el tener que leer letras manuscritas complicadas; y, además, realmente, se puede evaluar mejor algo que no esta respondido de memoria, sino que esta elaborado con tiempo desde la casa".
Ligado a esto, explicó que en función del stress y la preparación del examen "a veces, se juega más en los finales al ser orales, que en los parciales".
Luego, hizo foco en los finales, al respecto, dijo: "Lo que sucede, a veces, en los finales es que algunos docentes generan una cierta construcción de un monstruo de lo imbatible, de 'te va a pasear por todos lados'". También, expresó que puede "jugar la poca preparación en términos de argumentación, el miedo a que lo que uno estudió pueda ser rebatido".
"Tendría que existir alguna materia o alguna cosa que garantice que la gente consulte para un final, como argumentar y ese tipo de cosas que son necesarias y que, en concreto, en ninguna materia se ven; entonces, se llega con menos herramientas para poder sostener una idea oralmente", mencionó.
A continuación, señaló: "Lo que conspira contra la tranquilidad para poder resolver un final es intentar aprender de memoria, ya que ella es algo demasiado débil y muy fácil de tambalear. Alguien te saca del cuentito del que venias y chau se te desarmó, porque no te acordas. Esto sería una falencia en el estilo de aprendizaje que se supone que un adulto debería conocerse y darse cuenta que es lo que le funciona".
En su calidad de docente, manifestó que ha tenido "casos de gente, que por fuera de la situación académica padecían trastornos de ansiedad o crisis de pánico; ante eso, aunque sea un examen super relajado, de todas maneras se iba a estresar , porque tiene que ver con que era lo mismo eso o ir a comprar papas a la esquina. Era alguien que ya traía una crisis propia que iba más allá de lo que el examen mismo generaba".
Con respecto a la frecuencia en dar  o la cantidad de finales que rindió una persona en la carrera, sostuvo: "Si uno, una vez cada tanto, tiene que pasar por una situación de final, creo que se va fortaleciendo y la puede pasar mejor. En todo caso, la gente que le agarra más miedo, es porque viene zafando de darlos, entonces la primera vez que se encuentra en una situación de final es 'no voy a poder con esto', es como que se agiganta la escena". "Tal vez tiene que ver con una capacidad del sistema educativo previo (primaria y secundaria) de poder dar herramientas", agregó.
"No se si el stress tiene que ver con ser evaluado en un momento, porque uno en esta sociedad, todo el tiempo esta siendo evaluado para montones de cosas, hay stress en una primera cita o en una entrevista de trabajo", continuó.
Además, se refirió al stress en el último tramo de la carrera. Allí, comentó: "Tiene que ver con la edad que te llega. La gente que no esta trabajando y solamente estudió, tiene más la presión familiar, en estos casos, puede tener un stress adicional, porque se desbarata el mito del alumno perfecto que en todas las materias le fue bien. Mientras que, en otros casos, cuando uno le dio otra velocidad a la carrera y lo agarra más grande, el miedo esta en que quiere recibirse y se le pueden frenar las cosas".
Finalmente, planteó que se esta "notando una cierta infantilidad cognitiva, que tiene que ver con depender cada vez más de internet, resolver las cosas de una manera que no tiene que ver con incorporar la información; sino con manipularla. La gente tiene menos herramientas a nivel cognitivo para poder argumentar un texto propio o tener una opinión personal más o menos rumiada previamente".



  

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