Según la tradición, el ritual comienza la
noche anterior, cuando los niños dejan pasto y agua al lado de sus zapatos, con
el propósito de darles de comer y beber a los sedientos camellos de los reyes
magos. Dichos sabios, les depositan un obsequio en sus zapatos.
¿Cuál es el origen de la celebración?
El comienzo
de esta festividad se encuentra en la Biblia, en el Libro de Mateo capítulo 2,
donde se puede leer que Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del reinado de
Herodes.
En un
momento, llegaron a Jerusalén unos sabios del oriente, los cuales le
preguntaron a su alteza: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer?
Vimos su estrella mientras salía y hemos venido a adorarlo”. Al escuchar estas
palabras Herodes se inquietó en gran manera, igual que todas las personas que
estaban en dicho sitio.
En ese estado
de conmoción ordenó llamar a los principales sacerdotes y maestros de la ley judía
a quienes preguntó: “¿Dónde se supone que nacerá el Mesías?”. Ante dicho
interrogante, le contestaron: “En Belén de Judea”, ya que según una profecía
era el lugar donde saldría “un gobernante”, el cual sería el “pastor” de
Israel.
Después, Herodes
citó a los magos a una reunión privada y, conversando con ellos, se enteró del
momento en el que apareció la estrella por primera vez. Allí, les pidió que
busquen al niño y, que, al regreso, le cuenten donde estaba, con el propósito
de “ir a adorarlo”.
Finalizado
el encuentro, los magos partieron con destino a Belén, siendo guiados por la
estrella, la cual se posó sobre el lugar donde estaba el niño.
Al entrar al
sitio, vieron al bebé con su madre, María. Allí, se postraron para adorarlo y
le ofrecieron oro, incienso y mirra.
El relato bíblico, culmina diciendo: “Cuando llegó el momento de irse, volvieron a su tierra por otro camino, ya que Dios les advirtió en un sueño que no regresaran a Herodes”, puesto que él quería matar al niño.
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